viernes, 11 de septiembre de 2009

Víctor Bustamante: Los laberintos de la lectura y los clásicos que van llegando


Por: Víctor Bustamante

Víctor Bustamante. Escritor colombiano (Barbosa, 1954). Economista de la Universidad de Medellín. Ha sido colaborador de El Imaginario del periódico El Mundo de Medellín, de La Nación de Buenos Aires, de las revistas Interregno, Susurros, Universidad de Antioquia, Universidad Nacional, Kinetoscopio, Vapores Deliciosos de Argentina, Palavreiros de Brasil, Portal de Poesía, El escribidor, Balvarera, Oxigen de España y Letralia de Venezuela. Director de la revista Babel, del periódico escolar El Pájaro Picón, de la revista de poesía Los Papeles de Babel y del pasquín satírico literario El Perro Rabioso. Autor de Luis Tejada: una crónica para el cronista (1994); Noticias de Pedro II, El Papa de Barbosa (1995); Amábamos tanto la Revolución (1999); Historia del estadio (2001)

Cada escritor posee sus clásicos, a pesar de los clásicos. Esta frase que parece una tautología nos lleva a una cuestión fundamental. En realidad qué son los clásicos. Para la literatura. Clásico es un libro fundamental para una si civilización, para el país, para una ciudad, para una lengua. Sus características podríamos definirlas a partir de un sentir, una mirada que da realce como una totalidad.

Los casos se repiten: para unos la Biblia es un texto imprescindible, para otros un texto literario. Para otra civilización su libro sagrado son los textos de Confucio, la Tora, el Bhagavad gita, el Coran. Lo cual nos lleva a pensar que cada sociedad posee su tesis sobre la creación del mundo, y su definición de civilidad. En este sentido los libros religiosos son clásicos que en muchos casos dominan el alma de un pueblo, pero que también le sirven de guía en los avatares de sus normas de conducta y muchas veces en el extremo deseo de una vida futura. Otros de estos libros huyen del dolor e instan el goce en la continua permanencia como el budismo.

En esta primera acepción estos libros aúnan un pueblo desde la patria espiritual.
También hay libros clásicos en cada país, uno de los mas importante son las constituciones, las cuales se consideran un texto enriquecido por todos, un texto sagrado en la medida que es necesario respetarlo y acatarlo, pero que envejece cada cierto tiempo y cada cierto tiempo es necesario darle retoques, porque existen eventos que lo hacen transformar. En unos la no creencia en un dios sino de un pueblo, en otros el deseo de reivindicar las diversas razas, las diversas costumbres políticas, los derechos de minorías, la igualdad sexual. Los cuales son expresión de un momento de catarsis de una sociedad, y a pesar de estar escrito busca redireccionar una mentalidad se hace difícil por al mentalidad imperante que perdura en un momento determinado.

También hay un texto clásico que su autor no fue un religioso, pro que definió el terror de los pecados y el avance a una vida posterior escrito por un civil, Dante, que es la Divina comedia, uno de los textos más hermosos uno de los esto mas fantasiosos y mas extraños que ha producido la mentalidad religioso como expresión de Italia.

Cada idioma posee también sus clásicos y si nos adentramos en la literatura en español está El Quijote que es la primera novela, como tal escrita y que como toda obra maestra ha creado la mas diversa cantidad de epígonos en todos los idiomas, uno de ellos Sterne con Tristam Shandy que no hubiera existido sin este texto. El Quijote en apariencia opaca a otros escritores de su momento. Un caso curioso, Mateo Alemán era la novela más leída en su momento y El Quijote la ha ido desplazando poco a poco hasta perdurar como el punto inalcanzable para cada novelista. Estos nos llevan a pensar como ningún escritor desea escribir una obra maestra, simplemente escribe y el avatar del tiempo y los gustos la hacen mantener a flote.

Para muchos es la obra maestra del español por encima de muchos escritores y novelas de la más diversa índole. Y se ha convertido en un clásico de los últimos quinientos años que supera los años y las barreras del idioma aunque la lengua española cambia de giros de significaciones aparecen palabras nuevas y el texto se ha reescrito, pro ahí perdura este texto.

En inglés existen los textos de Shakespeare, Creo que el más leído sea Hamlet el cual expresa el problema del poder escrito con la verbalización y el lenguaje filosófico de su autor. Es como si este texto y con el teatro y su puesta en escena de Inglaterra y el trono con diverso tipo de discusiones alrededor del poder. Al contrajo del quijote que expresa la aventura de una nación y la locura del caballero que no sale de su casa sino en la imaginación.

También cada país posee sus clásicos. Si miramos un país como Usa vemos que Poe, expresa un momento de la creación que es el crisol de lo fantástico que traspasa las edades y los modelos y modas impuesto, siempre Poe esta en primera fila a la espera de un lector.

Ya llegando a nuestro país no podemos olvidar el largo reinado de María como texto fundamental durante casi cien años hasta la irrupción de Cien años de solead. Entre estos dos textos hay toda una literatura, novelas y escritores ocultos por el poder de estos libros, lo mismo que movimientos literarios que parecen convertirse en la letra menuda de nuestra literatura.

Pero también cada región, como Antioquia, posee su clásico: Carrasquilla y sus poetas: Porfirio y León de Greiff. Pero al hablar e clásico es decir los libro mas mencionamos y de mas prestigio nos lleva a cuestionar el olvido de los otros libros, de aquellos que están ahí al margen y que aportaron algo contra el pensamiento dominante que es el que rige a los clásicos locales como textos fundamentales.

Si miramos en Colombia, el país donde se lee, medio libro por persona y con todas las millonarias cifras que se gastan en promoción de lectura. Sabemos que Maria y Cien años de soledad son los libros más leídos y más vendidos en nuestro país y el ultimo en el mundo hasta llegar a considerarse un clásico de la lengua española, para muchos similar al Quijote, lo cual da idea de que el español establece otras fronteras lejos de la patria española.

Volviendo a los clásicos en Colombia, nuestros clásicos. Qué ha pasado que se ha escrito entre estos dos libros fundamentales. Existe un texto impórtate Cuatro años a borde mi mismo poco leído y comentando, Las estrellas son negras de Arnoldo Palacio, Viento seco de Daniel Caicedo, Que viva la música, clásico para ciertos adolescentes, textos interesantes, raros que poseen su dejo, ser necesarios.

De esa manera el término, clásico, pierde vigencia, se diluye ante la irrupción de lo llamado moderno, pero estos clásicos resisten el embate de este tipo de libros.

Olvidaba decir que la política tiene sus clásicos cito uno, El principie de Maquiavelo donde se define el carácter de los dirigentes. El capital que fue un clásicos que la experiencia derroto, así como Las cuatro tesis filosóficas de Mao.
Ya vamos entendiendo los clásicos libros que expresan una totalidad, libros sagrados de todo punto de vista que pertenecen a una religión a un partido a una lengua.
Por ahora vamos a leer de nuestros clásicos. De aquellos libros que en la soledad de las bibliotecas o de su cuarto, son libros que el escritor poco a poco va encontrando y va eligiendo como sus clásicos. Aquí no interesa el término en que se define un clásico casi siempre el escritor busca sus clásicos, es decir aquel el escritor con lo cuales se encuentra y que le abrirán un camino. Textos fundamentales en su formación literaria. Para unos no son sus libros pero para este escritor son sus libros fundamentales, lo cual nos lleva al concepto de educación sentimental en la literatura, con el tipo de texto que van formando, sin guía, en el perfecto desorden de libros encontrados.

Aquí llegamos y término con los libros poco a poco encontrados, marginales, que poco se mencionan pero que son los que abren caminos. Es como si el escritor se convirtiera en un perro de presa que husmea en los estantes y al encostrar a sus pares en ese amplio mausoleo de una estantería de una biblioteca hallara su camino literario bordeado por los escritores que amará.

Me explico. Veo a Dostoievski el gran nihilista en las finales del siglo 19 que aun perdura. No fue Crimen y Castigo, ni Los hermanos Karamazov sus libros fundamentales sino El jugador que se ha convertido en mi versión de Dostoievski, el hombre ansioso que debe jugar así como la vehemencia de Dostoiewski al escribirlo. No en vano el ruso fue un jugador empedernido donde mesura toda la virulencia y amor por el juego. Este texto no aparece en ninguna lista de clásicos, simplemente una noche que fue tola hasta l amigada estuve en casino, de Europa en Paris. Haber jugado dinero por montones y perdieron dinero por montones. ¿Por qué amo este libro? Es cosa rara porque nunca he sido jugador. Y aunque no lo he vuelto a leer desde muchos años aun perdura este tipo de persona, el jugador, pegado a los casinos y la febrilidad de la surte por los números, y el azar como telón de fondo de esa vida.
Otro texto que poco se menciona es Hace tiempos de Carrasquilla donde se nota la aprehensión de la ciudad, de Medellín, por parte del autor.
Una simbiosis entre u tipo que viene a la ciudad y el hombre que la recorre por encima de Frutos de mi tierra o La Marquesa de Yolombó considerados como los libros fundamentales de Carrasquilla.
Hay en Cuatro años a bordo de mi mismo poco mencionado pero que es un libro que entrega una visión muy peculiar de Colombia en la primera mirada del siglo veinte.
Muchas veces de un texto que pasa desapercibido se crea una literatura, muchas veces esos texto pasan por los ojos de la cultura oficial establecida como algo sin peso pero para otros ojos acuciosos, ese texto abre un camino. Uno de los casos más conocido es el de Nietzsche que encuentra por casualidad donde un vendedor de libros sin vigencia o de segunda mano El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer y desde ahí se crea toda una literatura, un concepto de filosofía vivencial y nihilista como este texto del olvidado Schopenhauer.
Así uno establece caminos. Alguna vez por pura casualidad, en el Parque de Berrío, durante una Feria del Libro vi un libro de Salvarore Quasimodo, editado por Sur y no sabía que era un poeta pero de inmediato me causó curiosidad ese autor que nunca había escuchado mencionar, y que posee una sensibilidad a flor de labios lo mismo que al leer en una revista mexicano de literatura, un poema corto donde se habla de un caminante en una calle y de una mancha de aceite que lo refleja, era Pavese que para mi es fundamental en su posición como escritor. Así los casos se pueden enumerar, así uno va estableciendo sus clásicos los libros que poco a poco lo Irán formando literariamente.

Un caso típico era el de Borges que menciona los libros leídos, su antología personal son los textos casi olvidados desempolvadlos Por la curiosidad que se devuelve contra él. El antólogo no es el tiempo porque el tiempo y las personas los validan y repiten lo repetido muchas veces sin encontrar una interpretación nueva o aspectos diferentes. Así Borges nos muestra como el tiempo, para decirlo en sus palabras el tiempo es un antólogo de postin, pero esa más importante las lecturas privadas.

Uno inicia un camino desordenado que lo lleva por esa ruta personal de escritores, que abren brecha y caminos. Proust, el Marqués de Sade, Rosseau, Cabrera Infante, Darío Ruiz, Reinaldo Arenas, Walter Benjamín Gonzalo Arango, Bukowski, Miller y es que lo que uno está buscando es nada menos que un tipo de lectura. Uno se va definiendo a partir de ellos, no de los forzados clásicos dominantes sino de esos clásicos a los cuales uno llega de una manera providencial sin tener noticias de ellos y que uno que en ellos se encuentra. Y al leerlos es como mirarse al espejo de ellos que es el de uno. Lo que habían escrito antes por nosotros y de los cuales continuamos porque sus palabras fueron lo que nos enviaron a ese mar cenagoso que es la vida en el tiempo en que los encontramos para reiniciar ese dialogo entre autor y lector.

En los libros leídos están todas las edades. No hay libro más actual que El Satiricón, que une el espíritu romano después de tantos años con el espíritu actual. Este libro que no es un clásico oficial ha pasado, traspasado los siglos y helo ahí fresco, como si camináramos por una calle de Roma. La lozana andaluza de Francisco Delicado ha sido ocultada por La Celestina pero aquí existe otra versión de una mujer que va a Roma y las estratagemas que utiliza para vivir lo cual no hace lejano el espíritu de las prepagas de ahora.

Cada libro es un mundo y quien lo expresa es alguien que nos señala con el índice; yo estuve ahí y además nos incita a que debemos ser superiores a ellos,

De ahí nadie la idea de releerlos textos que son nuestros clásicos, aquellos textos que forman nuestra biblioteca, pero sin olvidar alguna voz contemporánea que nos obligue a pensar aquí estoy yo a pesar de la lejanía, a pesar de la globalización que es el momento en que menos libros interesantes llegan.

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