viernes, 11 de septiembre de 2009

Gabriel Jaime Caro: EL ESCRITOR Y SUS LECTURAS*


Por: Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

Gabriel Jaime Caro (Medellín, Colombia, 1951). Poeta, pintor y crítico de cine. Reside en Nueva York desde el año 1982. Cofundador de varias revistas de poesía, entre ellas: Siglótica, 1977, Gaceta, 1981 - ambas en Medellín, Colombia. Luego en Nueva York, Realidad Aparte, cofundador y director desde 1984 hasta el año 2000. Ha publicado los siguientes libros de poesía: 21 poemas, Editorial Crucimes, Nueva York, 1983. / La Risa de Demóstenes, rara, Editorial Posada, México, 1985. / El libro de los seres inútiles, Editorial Endimión, Medellín, Colombia, 1989. / Orvahlo. Tríptico con los poetas Carlos Enrique Ortiz y Javier Naranjo, Editorial Ojo, Medellín, Colombia, 1990. / El eco de este ardid, Editorial el Bolsillo roto del mecenas pobre, Medellín, 1999.

Para empezar una parte del programa seleccionado en un taller de lecturas para iniciados, no iniciados, poetas, en Nueva York - Lingüística de la testarudez délfica -, algo con lo que siempre soñaba Lezama:
Derrida, por la desconstrucción de lo que no se ha construido.
Noan Chomsky por una gramática para cualquier software. Foucault, el poder también articula el lenguaje.
En Biología, la neobiología alternativa: Pinker y su tabulisísima rasa. Filosofía de las encomiendas: Hana Arent, George Agambeb, Filosofía altamente recomendable para colombianos: Levinas, Alvaro Mutis, Fernando Vallejo, y jugo de lulo de vaginas cibernéticas: Zizek (el marxismo lacaniano), Bárbara Cansini.
Canon de cañones: Harold Blum, y George Steiner.
Poquedades del horror: Celine, Gombrowicz, Pessoa, Borges.
Ditritus poético: Danilo Kis, Gerardo Denis, Kozer, Gonzalo Rojas, Eduardo Espina, Lorenzo García Vega, Alejandra Pizarnik, Néstor Perlongher, Giovanni Quessep.
Postdata: George Santallana.

Casi Todos, por no decir todos, muy contemporáneos, muy cerca de significantes, lo que aflora en el tablero del ignorante solícito. E aquí la barbarie, pero con pelota de juerga, por los polirritmos de un pasado a una tienda moderna de devenires orgánicos. Saber tasar el cuerpo para el ron, y la libertad del conjunto que agradece un buen gol en las alternativas.
Marcel Proust, recomendaba los dos cuartetos de Beethoven para cuerdas para morir en paz, después del sesudo libreto del materialismo.
Leer toda la literatura política contra el Stalinismo (incluyendo a Cuba), y tomarse un vaso de crítica, no le quita a un izquierdista su fortuna de serlo; NO HACERLO lo coloca a la derecha del mamertismo. Fueron o seguirán siendo más décadas de represión (las del Stalinismo, a pesar de la Desestalinización de los años sesenta) al nazismo de los campos de concentración, por seis años.
La buena literatura y música (La nueva Trova, por ejemplo), que se hace en estos regímenes, no tienen que ver nada con la revolución represiva. Los grandes artistas ya no tienen que arrodillarse al poder dominante como Quevedo, Tiziano, y Gracilazo. Son ahora independientes, iluminados por una cosmogonía espiritual, limpia como hiper átomos de la explosión de una galaxia llenita de sensaciones.

Si un poeta no lee no puede coquetear siquiera con el poema sino con lo reciclable, fenómeno vergonzoso de la nueva poética joven latinoamericana.
Un movimiento poético sale primero con el manifiesto y la lista de libros para su formación y distancia. El surrealismo, El discurso délfico, el Nadaismo, y otros.

* Enfoque de la charla.

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